martes, 13 de diciembre de 2016

SOLIDARIDAD SOSTENIBLE

Oh Blanca Navidad ...nieve.(Canción).
Ni blanca, ni blanco...como diría mi madre. Extraconsumo.
Y es que es llegar estas fechas y aparecen sentimientos contrapuestos en mi manera de sentir, sobre eso que es llamado; la Navidad.
El País Vasco está reconocido como uno de los lugares más solidarios, no sólo durante este periodo sino sobre todo el año. Aunque en esta época lo recalca mucho más, ejemplos son: ayudas a los niños de Chernobyl, ayuda a los niños saharauis, las grandes recogidas por bancos de alimentos, campañas a favor de Siria y ahora recalcar los grandes maratones televisivos.
¿Dónde está la verdadera solidaridad? ¿Por donde comienza la solidaridad? no es en lo que hace falta en casa. Permítanme que me explique. No es raro oír hoy día:" es que los del pañuelo tienen más ayudas que los de casa", luego, sin ser racista habría que mirar, si es un plano conflictivo entre las necesidades que tenemos dentro de casa y las que hacen que una política internacional sea un paripé para estar mejoradas las relaciones externo-nacionales.
En casa, tenemos niñ@s que necesitan casas de acogida. Es el mejor regalo que pueden recibir y darse. No lo que todos los niñ@s están esperando por estas fechas; regalos y más regalos sin medir el valor humanizante.
En casa, tenemos desahucios y gente durmiendo en la calle; sin haber visto, ni tan siquiera, llegar  la situación en la que están.
En casa, tenemos asociaciones que no sólo luchan por investigar casos realmente graves, sino que precisan ayuda material y voluntaria para seguir ayudando a sus usuari@s.
En casa, tenemos índices de drogodependencia acallando problemáticas de dignificación para que estas personas puedan salir de ese mundo y autorealizarse de nuevo como personas.
En casa, tenemos familias de presos dejándose la vida en las carreteras, dejándose el jornal en gasolina, dejándose la vida en busca de que un vínculo familiar pueda durar tan sólo unos minutos.
En casa, tenemos pobreza energética entre gente mayor que con una ridículas pensiones no llegan más que para cubrirse con mantas y ser paralizados dentro de las cuatro paredes de sus lares.
En casa, tenemos jóvenes que no pueden emanciparse. Que no tienen para pagar créditos porque no ven la salida a la precariedad laboral y que cuya alternativa es salir de sus ciudades o pueblos en el mejor de los casos y en el de el peor de los casos, dejar el país.
En casa,  tenemos que buscar salidas al dolor de lo que se está viviendo hoy día y lo que vemos es que al foráneo se le da más y mejor salida que al que sin comerlo ni beberlo se ve en una situación de alerta de vida y es el ciudadano de a pie del pueblo.
Quieren ayudar, pero, ¿no es mejor ayudar con una solidaridad sostenible primero? hacer que en casa estemos  más desahogados en problemas tan duros y luego si se puede ayudar al extranjero. Extranjeros a quienes lo mejor que les puedes desear es; que sus  países dejen las guerras y sean acogidos cuando se dignifiquen las condiciones igualandose el trato de las personas que habitan en esos sus países de acogida.
Nos sentaremos entorno a una mesa en Navidad  y el consumismo absorberá azucaradamente que el verdadero turrón del duro es el que vivimos día a día, que empatizar pasa por cambiar la forma de ver la Navidad; como una forma de juntarse para valorar que andas por la vida dignamente y para saber las carencias que hay en tu entorno.
Cuanto menos hacerse eco de esas carencias y ser un granito de aliento para cada una de esas situaciones. Seamos solidaridad sostenible, para entrar en un nuevo año dejando una Navidad entrañable por haber llegado a las entrañas de personas que realmente lo necesitan; se llama empatizar, aunque bien podría haber sido entrañizar.
Una Navidad buena sería aquella que se reinventará y se rehumanizará; donde realmente, no haya contraposición de sentimientos por ver desigualdad que alienta conflictos internos.
Ojalá seamos solidaridad sostenible!! ¿Habrá que pedírsela al Olentzero?.
O hay que seguir falseando con aquello de : Oh blanca Navidad. ...nieve.

Marisol Andrade.
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